¿De qué sirve vivir más años si no podemos vivirlos con salud?
- Julio Alberto Martinez Cisneros
- 10 sept
- 3 Min. de lectura

Hoy vivimos más que nunca: la esperanza de vida aumentó entre 25 y 30 años en las últimas décadas, y muchas personas hoy alcanzan los 85 o 90 años, como lo señala María Esther Pérez Bastidas, en su nota del Informador del 22 de Agosto pasado (El Informador, 2025). Pero esto plantea una pregunta fundamental: ¿de qué nos sirve vivir más si esos años están llenos de fragilidad, dependencia o enfermedades?.
La Organización de las Naciones Unidas declaró la década 2021–2030 como la “Década del Envejecimiento Saludable”. Es un llamado para que gobiernos, instituciones y familias trabajen juntos para que el envejecimiento no signifique carga, sino plenitud, autonomía y bienestar (OMS, 2025). No basta con vivir más; debemos vivir mejor.
Pero aquí está el corazón del problema: en México, vivir esos años con salud es cada vez más difícil, porque el sistema de salud está fragmentado y el financiamiento está absolutamente desvinculado de la realidad sociodemográfica nacional. De 2022 a 2024, el gasto de bolsillo en salud aumentó un 7.9 % real, y alcanzó un promedio anual de $6,421 por hogar (Centro de Investigación Económica y Presupuestaria [CIEP], 2025). Para los hogares de menores ingresos, el alza fue aún más drástica, entre el 17 % y hasta el 23 % (CIEP, 2025).
Aunque formalmente el 63 % de la población está afiliada a una institución pública (como IMSS o ISSSTE), seis de cada diez personas acuden a farmacias o consultorios privados cuando necesitan atención (CIEP, 2025). Esto, incluso si ya están afiliadas —una clara señal de que afiliación no equivale a acceso real.
Otro dato revelador: casi el 40 % del gasto familiar en salud se destina a medicamentos, y en los hogares más pobres alcanza el 50 % (CIEP, 2025). Es una clara señal de que la gente está pagando directamente por lo indispensable, muchas veces sin respaldo financiero ni institucional. En algunos estados como Oaxaca, los hogares dedican más del 6 % de su gasto corriente al rubro salud, mientras que en otros como Chiapas, Veracruz o Quintana Roo, ese porcentaje es menor, aunque las brechas territoriales reflejan desigualdad en acceso y costos (CIEP, 2025).
Entonces… ¿de qué sirve vivir más si no vivimos con salud?
Longevidad sin calidad no es plenitud. Es claro que vivimos más, pero si esos años se viven con enfermedades, dependencia o desatención, el logro es solo en número que no refleja bienestar. El sistema público no basta. La afiliación existe, pero no garantiza atención oportuna ni completa. La gente termina pagando por atención, consultas y medicamentos por su cuenta, provocando que la carga recaiga en quienes menos pueden. Los hogares con menos ingresos asumen los mayores incrementos y porcentajes de gasto en salud, profundizando desigualdades.
Invertir en envejecimiento saludable es urgente. Promover hábitos preventivos solo tendrá sentido si el sistema asegura acceso real y protección financiera.
Envejecer con dignidad no es solo vivir más, es vivir con autonomía, sin temor a enfermarse o a que el bolsillo impida acceder a atención. Para lograrlo, necesitamos un sistema de salud que garantice atención real, medicamentos y prevención sin que el costo recaiga en los hogares. Solo así, la oportunidad de envejecer con salud será una verdadera victoria colectiva.
Referencias
Centro de Investigación Económica y Presupuestaria [CIEP]. (2025, 14 de agosto). Gasto de bolsillo en salud: Resultados de la ENIGH 2024. CIEP. https://ciep.mx/gasto-de-bolsillo-en-salud-resultados-de-la-enigh-2024/
El Informador. (2025, 21 de agosto). Envejecer con salud, oportunidad del siglo XXI. El Informador. https://www.informador.mx/ideas/Envejecer-con-salud-oportunidad-del-siglo-XXI-20250821-0195.html



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