De todas no se hace una: salud fragmentada y gasto de bolsillo en México
- Julio Alberto Martinez Cisneros
- 17 sept
- 3 Min. de lectura

En México, la promesa de la seguridad social pareciera diluirse en la experiencia cotidiana. Sobre el papel, más de seis de cada diez personas cuentan con afiliación a una institución pública de salud, sin embargo, según los datos más recientes de la ENIGH 2024, esas mismas personas (y el resto también), terminan acudiendo a consultorios adyacentes a farmacias o servicios privados. La razón es clara: el acceso a la atención no depende solo de tener derechohabiencia, sino de que el sistema funcione con calidad, oportunidad y cobertura efectiva. Y ahí es donde “de todas no se hace una”.
Según el análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el panorama espreocupante. Entre 2022 y 2024, el gasto de bolsillo en salud creció un 7.9 % real, alcanzando un promedio anual de $6,421 por hogar (Centro de Investigación Económica y Presupuestaria [CIEP], 2025). Para muchas familias este no es un gasto marginal, sino un golpe directo a sus finanzas. Lo más dramático es que, mientras a nivel nacional disminuyó el número de hogares con gastos catastróficos y empobrecedores, en el decil de menores ingresos esos casos aumentaron significativamente (CIEP, 2025).
En otras palabras: quienes menos tienen, hoy pagan más.
¿Es quizá descabellado pensar que la reciente celebración de la disminución de la pobreza (de 51.9 millones en 2018 a 38.5 millones en 2024 [STPS]) por parte del Gobierno Federal gracias a las transferencias directas de efectivo, implica que una parte de dichos recursos terminaron solventando ausencias de Estado, en específico, ausencia de una oferta satisfactoria de Servicios de Salud?.
El componente más pesado de ese gasto es la compra de medicamentos, que representa cerca del 40 % del desembolso en salud, y en los hogares más pobres alcanza hasta la mitad de su gasto total en este rubro (CIEP, 2025). Esto revela que el acceso a algo tan básico como los fármacos sigue dependiendo del bolsillo de cada familia, no del sistema de protección social.
El problema no es solo económico, sino estructural. México cuenta con un mosaico de instituciones de salud: IMSS, ISSSTE, servicios estatales, hospitales de Pemex, de las Fuerzas Armadas y el sector privado. Cada una con sus reglas, condiciones y niveles de calidad. Pero lejos de sumar, esta diversidad se traduce en fragmentación, duplicidad y desigualdad. Una persona puede estar afiliada y aun así optar por pagar una consulta en la farmacia de la esquina porque ahí la atienden el mismo día, le recetan medicamentos disponibles y, aunque le cueste, siente que resuelve.
Este fenómeno de recurrir a consultorios adyacentes a farmacias no es casualidad, es la expresión más clara de que la gente busca certezas inmediatas donde el sistema no las garantiza. Es decir, no se trata de preferencia, sino de necesidad. Y en el contexto de que millones de personas se ven forzadas a costear directamente su salud, queda claro que la protección financiera que debería brindar el Estado es más aspiración que realidad.
La desigualdad territorial refuerza esta brecha. En la Ciudad de México, el gasto de bolsillo promedio por hogar supera los $9,600, mientras que en Oaxaca, con ingresos mucho más bajos, los hogares destinan más del 6 % de su gasto corriente total a salud (CIEP, 2025). Esto significa que el peso relativo es mucho mayor para quienes menos recursos tienen, profundizando la inequidad en el acceso a la atención y los medicamentos.
El panorama es claro: tenemos muchas instituciones, pero no un sistema. La multiplicidad no garantiza cobertura real, sino la experiencia fragmentada de millones que sienten que “de todas no se hace una”. Mientras tanto, la salud se ha convertido en un bien que se compra más que en un derecho que se garantiza.
La lección de la ENIGH 2024 es dura pero necesaria: vivir en México con afiliación no asegura acceso, y los hogares cargan con una responsabilidad que debería estar repartida colectivamente. La pregunta que deberíamos hacernos es si estamos dispuestos a seguir normalizando un modelo donde la gente paga por lo básico, o si llegó la hora de construir un sistema de salud que funcione como tal: uno solo, efectivo, solidario y justo.
Referencias
Centro de Investigación Económica y Presupuestaria [CIEP]. (2025, 14 de agosto). Gasto de bolsillo en salud: Resultados de la ENIGH 2024. CIEP. https://ciep.mx/gasto-de-bolsillo-en-salud-resultados-de-la-enigh-2024/
Secretaría del Trabajo y Previsión Social. (2025, 12 de agosto). Histórica reducción de la pobreza en México gracias a políticas laborales y sociales de la Cuarta Transformación. Recuperado de https://www.gob.mx/stps/prensa/historica-reduccion-de-la-pobreza-en-mexico-gracias-a-politicas-laborales-y-sociales-de-la-cuarta-transformacion?idiom=es



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