top of page

La prevención empieza en casa: dengue y comunidad

  • Foto del escritor: Julio Alberto Martinez Cisneros
    Julio Alberto Martinez Cisneros
  • 21 may
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 21 jun


Imagen generada conn IA.
Imagen generada conn IA.

Cada temporada de lluvias, el dengue vuelve a tocar las puertas de miles de hogares mexicanos. Lo hace sin distinción, aunque con más fuerza en zonas donde el agua se estanca, el saneamiento es limitado o la vigilancia epidemiológica enfrenta desafíos. En 2024, México acumuló más de 120 mil casos confirmados de dengue, con Jalisco, Guerrero, Veracruz y Morelos entre los estados más afectados [1]. Frente a esta realidad, la pregunta ya no es por qué regresa, sino cómo podemos detenerlo juntos.

La clave está en reconocer que el dengue no es solo un problema de salud pública: es un fenómeno social y ambiental. El mosquito Aedes aegypti, su principal transmisor, se reproduce en espacios urbanos y domésticos, en objetos tan comunes como cubetas, floreros, llantas o tinacos. Por ello, más allá de fumigaciones o vacunas —herramientas indispensables—, la participación de la comunidad es fundamental.


Diversas experiencias en América Latina muestran que las acciones comunitarias sostenidas pueden marcar una gran diferencia. En países como Cuba y Brasil, se han implementado estrategias exitosas basadas en brigadas vecinales, educación casa por casa y el fortalecimiento de líderes comunitarios para la vigilancia de criaderos [2,3]. La evidencia respalda que los programas que integran a la población en la toma de decisiones y en la vigilancia activa logran mayor impacto y sostenibilidad [4].


En México, hay experiencias que también deben reconocerse. En municipios como Tepic, Nayarit, o Tapachula, Chiapas, las autoridades sanitarias han impulsado modelos de prevención participativa, donde colonias completas se organizan para revisar patios, tapar depósitos y promover el uso de repelentes naturales. Lo más valioso es que estos procesos generan sentido de pertenencia y refuerzan la idea de que la salud es una construcción colectiva.


Hoy, con la vacuna tetravalente autorizada y disponible para ciertos grupos etarios en zonas de alta incidencia [5], se abre una nueva etapa en la lucha contra el dengue. Pero incluso la mejor vacuna no podrá sustituir el poder de una comunidad informada, organizada y activa. Prevenir el dengue no es solo cuestión del gobierno ni del sistema de salud. Es una labor compartida, que empieza en casa y se fortalece en red.

Porque cuando cada patio está limpio, cada comunidad vigila y cada persona se informa, el mosquito se queda sin espacio para multiplicarse. Y la esperanza de un verano sin brotes deja de ser solo un deseo para convertirse en una meta posible.


Referencias:

  1. Secretaría de Salud. Panorama epidemiológico de dengue. Semana 52, 2024. Ciudad de México: Dirección General de Epidemiología; 2024.

  2. Toledo ME, Rodríguez A, Valdés L, Carrión R, Cabrera P, Baly A. Towards active community participation in dengue vector control: results from action research in Santiago de Cuba, Cuba. Trans R Soc Trop Med Hyg. 2007;101(1):56–63.

  3. Ministério da Saúde (Brasil). Plano Nacional de Enfrentamento ao Dengue 2023–2025. Brasília; 2023.

  4. Heintze C, Velasco Garrido M, Kroeger A. What do community-based dengue control programmes achieve? A systematic review of published evaluations. Trans R Soc Trop Med Hyg. 2007;101(4):317–25.

  5. Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Autorización para uso de la vacuna tetravalente contra el dengue. Ciudad de México; 2023.

Comentarios


bottom of page