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¿Qué podemos aprender de otros sistemas de salud? Una comparación internacional con el modelo mexicano

  • Foto del escritor: Julio Alberto Martinez Cisneros
    Julio Alberto Martinez Cisneros
  • 18 jun
  • 4 Min. de lectura


Imagen generada con IA.
Imagen generada con IA.

En el debate sobre la reforma del sistema de salud mexicano, las comparaciones internacionales son inevitables. A veces, estas referencias sirven como modelos aspiracionales. En otras ocasiones, revelan las limitaciones estructurales que arrastramos desde hace décadas. Lo importante, sin embargo, no es copiar mecánicamente lo que otros países hacen, sino entender qué elementos podrían adaptarse a nuestro contexto político, institucional y económico.


Para ello, propongo comparar a México con dos grandes grupos: países con condiciones socioeconómicas similares, que enfrentan desafíos parecidos, y países más desarrollados, cuyas innovaciones podrían inspirar transformaciones posibles (aunque no siempre inmediatas) en nuestra realidad.


1. Comparación con países con condiciones similares a México


Brasil: Universalidad sin fragmentación


El Sistema Único de Salud (SUS) brasileño es quizá el ejemplo más cercano de un modelo universal en América Latina. Creado en 1988 como un derecho constitucional, el SUS garantiza el acceso gratuito y universal a todos los ciudadanos. A diferencia del modelo mexicano, el SUS no está segmentado por régimen laboral, sino que unifica bajo una misma estructura la atención de la población con o sin empleo formal.


Sus principales ventajas:


  • Acceso garantizado sin barreras financieras.

  • Amplia cobertura territorial con enfoque en atención primaria.

  • Participación comunitaria mediante consejos locales y regionales de salud.


No obstante, enfrenta limitaciones:


  • Desigualdades regionales marcadas, con estados más pobres en desventaja.

  • Subfinanciamiento crónico frente a su enorme cobertura.


A pesar de sus retos, Brasil ha logrado avances importantes en indicadores como cobertura de vacunación, control del VIH y mortalidad infantil.


Colombia: Aseguramiento universal con múltiples actores


Desde la reforma de 1993, Colombia implementó un modelo mixto de aseguramiento basado en competencia regulada entre entidades promotoras de salud (EPS). Aunque ha logrado cobertura cercana al 98%, el modelo ha sido criticado por:


  • Inequidad entre el régimen contributivo y subsidiado.

  • Problemas de integración y eficiencia.

  • Corrupción y conflictos de interés entre financiadores y prestadores.


Frente al modelo mexicano, Colombia ha mostrado mayor cobertura formal y acceso más uniforme a medicamentos, pero a costa de una alta judicialización del derecho a la salud y creciente insatisfacción ciudadana.


2. Comparación con países más desarrollados con modelos adaptables


Reino Unido: Cobertura gratuita con rectoría centralizada


El NHS británico (National Health Service) es un emblema del modelo de salud universal financiado con impuestos generales. Entre sus virtudes están:


  • Gratuidad total al punto de atención.

  • Cohesión institucional y rectoría clara del Estado.

  • Énfasis en la prevención y el cuidado comunitario.


Pero también enfrenta:


  • Largos tiempos de espera para especialidades.

  • Limitaciones presupuestales con presiones políticas.


Su esquema no depende del empleo ni de múltiples subsistemas, lo que lo hace menos fragmentado que el mexicano. A pesar de ser más costoso que el sistema mexicano, sus resultados en salud pública y equidad son notablemente superiores.


Canadá: Financiamiento público, provisión privada sin fines de lucro


El modelo canadiense garantiza acceso universal a servicios médicos esenciales. Aunque no cubre medicamentos ambulatorios ni odontología, su sistema se basa en:


  • Seguro público universal administrado por provincias.

  • Financiamiento con fondos públicos y provisión privada regulada.


Canadá muestra indicadores de salud notoriamente mejores que México, con menor gasto de bolsillo y mayor expectativa de vida. Sus desafíos actuales incluyen sostenibilidad financiera y presión sobre servicios no cubiertos.


España: Sistema nacional de salud con descentralización territorial


El modelo español combina la rectoría nacional con la administración autónoma de las comunidades. Esta descentralización ha permitido adaptabilidad regional, pero también ha generado desigualdades en tiempos de espera y acceso.

España tiene:


  • Alta satisfacción ciudadana.

  • Gasto público en salud más alto que México.

  • Cobertura casi total sin barreras económicas.


La descentralización sanitaria española ofrece un interesante paralelo para México, donde las competencias estatales aún son ambiguas y los servicios municipales apenas se reconocen.


¿Qué puede aprender México?


El sistema mexicano enfrenta una fragmentación institucional que genera inequidad y duplicidad de funciones. Mientras el IMSS destina en promedio cuatro veces más recursos por derechohabiente que el sistema estatal para personas sin seguridad social, los resultados en salud siguen dependiendo del lugar donde uno nace, trabaja o puede pagar.


De todos estos modelos internacionales surgen algunas lecciones clave:


  1. La fragmentación debe superarse: ya sea mediante un sistema unificado como el brasileño o con coordinación sólida como en España o Canadá.

  2. El financiamiento pública debe ser suficiente y progresivo, evitando el gasto excesivo de bolsillo que hoy caracteriza a México.

  3. El enfoque debe desplazarse hacia la atención primaria y la prevención, como en Reino Unido (un país muy distinto, pero con elementos adaptables a nuestro contexto) y Brasil (un país no tan distinto a México, y con iniciativas valiosas ya implementadas.

  4. La participación ciudadana debe institucionalizarse, para garantizar corresponsabilidad democrática y vigilancia social.


Importar modelos sin adaptar es un error (como dijera Didier Pittet, líder mundial de control de infecciones de la Organización Mundial de la Salud: Adapt to Adopt, es decir, "Adaptar para Adoptar"). Pero ignorar que otros países con desafíos similares han logrado sistemas más justos y eficaces es, cuando menos, justo de considerar y evaluar. El futuro del sistema de salud mexicano no se escribe en abstracto: se escribe con decisiones políticas, pero también con imaginación administrativa.


Referencias

  1. Paim J, Travassos C, Almeida C, Bahia L, Macinko J. The Brazilian health system: history, advances, and challenges. Lancet. 2011;377(9779):1778–97.

  2. Macinko J, Harris MJ. Brazil's Family Health Strategy—delivering community-based primary care in a universal health system. N Engl J Med. 2015;372(23):2177–81.

  3. Gómez F, Vásquez J. Colombia’s health system on the brink: a diagnosis. Health Policy Plan. 2019;34(9):635–42.

  4. Boyle S. United Kingdom (England): health system review. Health Syst Transit. 2011;13(1):1–483.

  5. The King's Fund. The NHS at 75: what does the public think? [Internet]. 2023 [citado 2025 May 27]. Disponible en: https://www.kingsfund.org.uk

  6. Marchildon GP. Health Systems in Transition: Canada. WHO Regional Office for Europe. 2013.

  7. García-Armesto S, Abadía-Taira B, Durán A, Hernández-Quevedo C, Bernal-Delgado E. Spain: Health system review. Health Syst Transit. 2010;12(4):1–295.

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